Se crío en un barrio del conurbano bonaerense argentino con calles eran tranquilas, llenas de árboles, chicos y bicicletas. La cuadra entera era su casa porque sobre la misma calle en que se encontraba la casa familiar, vivían su madrina y su abuela.

La biblioteca familiar estaba llena de libros y fue automática la relación entre literatura y felicidad que le transmitieron sus padres. Lo que más disfrutaba era del contacto con las historias que llegaron a través de los libros, de los discos y de la mano de su abuela – que tenía mil historias sobre las mujeres de la familia- o de su madrina que supo contagiar el amor por la escritura.

Curso la escuela secundaria en la Escuela Normal de Villa Ballester, más tarde su amor por las letras la llevaría a ser profesora, y luego, a cursar la licenciatura en Lengua y Literatura en la Universidad de La Matanza. Ha ejercido como docente del área durante 20 años en los niveles secundario, terciario y universitario. Sigue amando jugar con las palabras.
Es editora y miembro de la única editorial tresarroyense.